
hombre que más amé se llama Papá.
Un hombre que con nada se doblegaba
con tantos defectos, pero sin duda con
muchisimas más virtudes. Su mirada
fija hacia el futuro, semblante serio
pero con una alegría contagiosa en su corazón
así era mi papito.
Entre nosotros las palabras resultaban pocas,
pero sin duda había momentos que entre nosotros
había una especial conexión, pese a todas las veces
que te falle siempre estuviste ahí para mí.
Había momentos en los que no sabia que hacer
si acercarme a él, o simplemente no decir nada
y abrazarte como si el mundo se fuera acabar en
ese instante. Pero nunca tuve el valor para hacerlo
mucho menos para decirte cuanto te amo.
Un día, mi corazón estaba destrozado por un
imposible, decidí salir de la cama y conquistar
al mundo con toda la fuerza que esa tristeza me
daba; pero basto unos instante, un breve momento
para que en un abrir y cerrar de ojos
la vida me quitara a mi papito. Mi papito.
Ese día que al principio estaba rosagante, lleno de luz
en un minuto se convirtió en el más oscuro de mi vida,
el calor de mayo se transformo en el mas frió
invierno y simplemente no podía creer lo que antes mis ojos
estaba pasando.
El llanto me rodeaba, primero mis hermanos mayores todos a mi,
después mi mamá, que al verla sentía que todo había terminado,
y en mi existía una vació pero por más ganas que tenia que llorar
y sacar toda esa angustia no podía, sentía que con el algo
también en mi se moría.
Los días pasaron, y pasaron, pasaron, las palabras de consuelo
llegaron de todos lados, y quizás de las personas menos
esperadas y los amigos ahí, al pie del cañón nunca dejaron
que me hundiera más de lo que ya estaba.
Han pasado más de 6 meses y a mi parecer han
sido milenios sin su sonrisa, sin su presencia
con el una parte de mi corazón se fue. También se
que ahora estas en un lugar mejor, donde me estas esperando
para algún día volvernos abrazar. Me quedo con todas tus
enseñanzas, con tu amor hacia a mí.
Te amo y gracias por ser el mejor padre del universo"
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