Una noche más se atravesó por mis ojos;
las estrellas apenas brillaban en el firmamento
y mis pensamientos se alejaban cada vez más de mi cabeza.
El viento titilante rozaba intensamente mi piel,
en mis ojos las lágrimas se derramaban tan lentamente
y mi voz se ahogaba en un grito de desesperacion.
Solamente quería decirte cuanto te amaba, y la falta
que me haces en mis noches llenas de soledad, lejos
del calor de tu cuerpo, de tus besos y caricias, que en
realidad nunca fueron mías.
Debo confesarte que reaccione tarde a mis instintos,
y aunque desde el inicio supe que tu amor no era para
mi, me conforme con tenerte tan cerca y ser feliz en
aquellos breves instantes de pasión.
Perdoname por amarte, y quererte así, por robarte
instantes que no fueron míos, por robarte esas sonrisas que
alegraban mi día.
No quisiera decirte adiós, por lo menos no de frente,
quizás no lo sopetaría, al final de camino no soy tan
fuerte, soy tan débil como lo es una flor que comienza a crecer
entre el pasto y que se doblega tan facilmente con el más
leve de los vientos; por ello le diré al viento que roce tu piel
y que el sea el mensajero de mi despedida.
Cada vez que te toque el aire, siempre te dira ADIOS
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